top of page

Hoy en Zumba... Capítulo 12

1) Hoy es un día especialmente negro para mí. Se trata de la fecha. Hoy es veinte de febrero, lo cual, en lenguaje palindrómico, se traduce en 20-02. Muchos amigos facebooksianos me han escrito para felicitarme y para que celebre por Facebook este palíndromo, pero yo me he cabreado bastante porque es un palíndromo apto para preescolares. Me ofende que a un palindromista como yo, autor de los poemas palindrómicos más largos del mundo, de los palíndromos más guarros del mundo, de los palíndromos más crueles del mundo y también de los más festivos, le agredan con un puto 20-02. Pero es lo que tiene la fama de palindromista. No queda otra que dar las gracias por privado a esta gentuza y luego ponerlos a parir en este relato. La parte buena es que esa gente que disfruta con ese palíndromo no se va a sentir ofendida. ¿Sabes por qué, estimado lector? Porque esa gente tan básica no lee este relato, seguro. Esa gente tan básica es incapaz de leer dos líneas seguidas; o dos números con más de cuatro cifras.

2) Te estarás preguntando, lector intrépido e inconformista, a qué viene esa aclaración onomástica. Pues se trata de que eso es, precisamente, lo que tengo en la cabeza mientras atravieso la puerta de entrada a la ciudad deportiva. En la cabeza tengo eso y también tengo otra cosa. Una sensación de fiebre. Últimamente estoy rodeado de gente con fiebre. Me palpo la frente buscando síntomas, pero no noto calentura. Saludo a la sonriente chica de recepción y continúo.

3) Atravieso el torno y me fijo en la zona del fondo. Aquella zona está llena de pesas, tensores y unas barras de acero que acojonan a cualquier peso pluma. Yo soy peso pluma. Yo estoy acojonado. Solo de pensar que hay gente que levanta esas barras hace que me crujan todos los huesos. Soy tan peso pluma que últimamente me compro ropa de chica que no me haga tetas. Me gusta la ropa de chica para hacer zumba. Sobre todo si no me hace tetas. En zumba soy chica. O al menos eso piensa mi monitora.

4) Me siento en un banco que hay por fuera de la sala de zumba junto a otras compañeras. Hablamos de la vida y limamos asperezas. Sí, limamos asperezas. Sé que esa expresión es muy cursi y más propia de literatos anticuados que de un narrador de relatos como este, pero es la apropiada en este caso. Recordarás que en el capítulo anterior me cabreé mucho con mis compañeras por preferir los Carnavales al zumba. Hoy limo asperezas y me olvido de los Carnavales. Espero que en Semana Santa no pase lo mismo. Me cabrearía muchísimo que se vayan a una procesión en vez de venir a la ciudad deportiva.

5) De repente mis ojos son atraídos por un cartel. Pero… ¡Horror! ¿Estoy leyendo bien? Mi corazón se desboca de una forma que…

PARÉNTESIS: Hablando de corazón, tengo que recordar narrar algo importante. Gracias a este paréntesis me acordaré de hacerlo en el punto “6”. De nada. FIN DEL PARÉNTESIS.

Como decía, las pulsaciones se me agitan tanto que tengo que sujetarme la garganta para que no se me revienten las cuerdas vocales con los latidos. Vuelvo a leer por si acaso lo esté malinterpretando.

“EN ESTAS INSTALACIONES ESTÁ TERMINANTEMENTE PROHIBIDO GRABAR CUALQUIER TIPO DE IMAGEN Y/O SONIDO”

¡Terminantemente prohibido! Y yo he pecado de bocazas. No solo he grabado, sino que lo he contado por el Facebook. ¡Seré burro! Dejo la garganta y paso a agarrarme el corazón. Creo que no sufriré un infarto, pues estoy como una puncha, y eso lo sé por lo que leerás en el punto “6”, impaciente lector. Tengo tanto miedo que me estoy planteando seriamente borrar mi grabación y tirar mi móvil al fondo de un río profundo para evitar dejar rastros de mi delito. Cuando llegue a casa tomaré una decisión definitiva.

6) Quiero contarte, apreciado amigo de esta peculiar y adictiva red social llamada Facebook, que hoy venía muy contento en el coche. Sí, ya sé que lo del palíndromo para torpes me ha fastidiado el día, pero también ocurrió algo positivo. Como recordarás, en el capítulo 2 de “HOY EN ZUMBA…” adelanté que tendría que ir a un cardiólogo para pedirle permiso respecto a hacer zumba. Para hacer zumba no es suficiente con el certificado de un traumatólogo. También hay que contar con un cardiólogo. Pues bien, esta tarde he ido al cardiólogo. No ha podido darme el certificado definitivo porque me ha mandado a hacer una prueba de esfuerzo. Y ello a pesar de lo que yo me esfuerzo en zumba. Pero sí que me ha dado un Permiso Temporal a la espera de esa prueba. Un Permiso Temporal de un cardiólogo para hacer zumba te hace sentir como un funcionario en prácticas, o como un becario. Algo así.

7) Comienza el baile. Cada vez perfecciono más algunos pasos. Sobre todo los de las canciones que bailamos el día de la grabación prohibida. En el resto de canciones que no bailamos ese día, como no las puedo practicar, sigo siendo muy torpe. Creo que a mis compañeras les llama mucho la atención todo lo que he progresado con algunas melodías y lo patoso que soy con las demás. Solo la señora que me pilló grabando sabe a qué se debe. No me gusta la señora que me pilló grabando. No me gusta la gente cotilla.

8) La monitora nos pide que, cada una de nosotras, cojamos una colchoneta y una enorme pelota. Se trata de las gigantescas pelotas azules. Los ejercicios que nos manda parecen sencillos, pero nada de eso. Las chicas que llevan mucho tiempo son unas artistas, pero no es mi caso. Es muy complicado. Hay que sentarse en el aire y contorsionar todo tu cuerpo sobre la pelota. Por un instante me siento tan poco elástico que es como si ya no fuera chica. Parezco un hombre rígido y ridículo como esos putos musculitos de los cojones que se pasan en el gimnasio todo el tiempo que dura la clase de zumba. Me levanto y me miro al espejo para sacarme esos pensamientos negativos y vomitivos de la cabeza. Mi delgadez me tranquiliza y sonrío. No soy un hombre rígido, solo soy una de ellas pero que lleva poco tiempo y tiene que moldearse más.

9) ¡¡¡CATAPÚM!!! El ruido es ensordecedor. Ocurre justo a mi lado. ¡Es Compi Zumbi! ¡Se ha caído de cabeza por detrás de la pelota! Claro. Compi Zumbi lleva todavía menos tiempo que yo en esto. Se recupera y sigue adelante.

10) ¡¡¡CATAPÚM!!! El ruido es ensordecedor. Ocurre justo a mi lado. ¡Es Compi Zumbi otra vez! ¡Sí, otra vez! ¡Ha vuelto a caerse por detrás! ¡Y de cabeza! Vuelve a reponerse. ¡¡¡PERO VUELVE A CAERSE!!! En esta ocasión me he fijado bien. Le explico lo que pasa.

-Tienes que sentarte en el aire. El culo en el aire. Si pones el culo sobre la pelota y te echas hacia atrás, tu cabeza tirará de ti y te irás al suelo.

Compi Zumbi hace lo que le digo y no se cae más.

11) Termina la clase. Hoy no me he sofocado. Creo que la visita al cardiólogo me ha venido bien. Ya no tengo tanto miedo de sufrir un vahído. Aunque debo recordar que solo tengo un Permiso Temporal. Por cierto, una exalumna me ha recomendado que también pida permiso a un psiquiatra para hacer zumba. O para hacer los relatos, no recuerdo bien.

Posts destacados
Posts recientes
Búsqueda por etiquetas
Síguenos
  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
bottom of page